domingo, 7 de diciembre de 2014

5 DE JULIO DE 1968: LIVE AT THE HOLLYWOOD BOWL

Tomado del libro Jim Morrison: Life, Death, Legend, de Stephen Davis, Ghotam Books, Penguin group. 2004. Traducción por Raúl Lino Villanueva.





Pamela le había enviado a Jim un hermoso chaleco azul oscuro, con intrincados bordados con hilo dorado, que se había traído de los zocos de Marrakech. Le dijo que no contara con ella, porque tenía compañía.. Le dijo que debía abandonar a los Doors. Ya llevaba varios meses diciéndoselo. Pam detestaba a los Doors, pensaba que todo el rollo estaba por debajo del talento de Jim. Jim no discutió con ella y le recordó que los Doors pagaban las facturas de su alquiler, la boutique y todo lo demás.

Jim en la prueba de sonido 
(tomado del libro "We Got The Neutron Bomb  - The Untold Story of L.A. Punk" )

El Hollywood Bowl se construyó en Cahuenga Pass en 1922 como un anfiteatro espectacular con un aforo de 18 mil personas sentadas, teatralmente situado en las colinas encima de la ciudad. Era un local de noche ideal para la Filarmónica de Los Ángeles y las compañías de ópera para las que se diseñó, pero era mucho más conflictivo cuando se dedicó a los conciertos amplificados de rock. El equipo de los Doors fue dos días antes para montar los aparatos, cincuenta y cuatro altavoces alineados a lo largo de los veintisiete metros del escenario, lo bastante fuerte para que se oyera a un kilómetro y medio de distancia.

El Hollywwod Bowl en 1968

El nuevo miembro del equipo de los Doors, Harrison Ford, era un actor con ganas de triunfar; entre sus tareas figuraban algo de carpintería y (según un rumor hollywoodense no comprobado) conseguir hierba para el grupo. Manejó también una de las cámaras durante el rodaje con cuatro cámaras del concierto.

Harrison Ford en 1968 (Beach Patrol Cop)

El concierto agotó las entradas por completo y creó una gran experiencia en Los Ángeles. Los locutores de la emisora KHJ observaron que el público era aún más enloquecido que el que los Monkees había convocado unos meses antes. Steppenwolf abrieron la calurosa noche estival con sus nuevos éxitos “Born to be wild” y “Magic Carpet Ride”. Los Chambers Brothers excitaron a los adolescentes con su larga improvisación psicodélica “Time Has Come Today”. Mick Jagger, que antes del concierto había cenado con los Doors, se sentó entre cajas y observó atentamente cómo se desarrollaba todo.

The Chambers Brothers abriendo para The Doors en el Hollywood Bowl

Los Doors salieron al escenario hacia las nueve en punto en medio de una escena de multitud furiosa y sirvieron una actuación mansa que decepcionó a todos los asistentes del concierto. El violento dios del rock estuvo ausente. El político erótico, el chamán eléctrico, el Rey Lagarto, ninguno de esos personajes se mostró. En vez de ello, Jim sorprendió a todo el mundo y cantó, en pantalones de cuero y su chaleco marroquí, desde un lugar fijo del escenario, sin apenas moverse. Lucía una cruz de plata colgada al cuello, que nadie la había visto jamás, y fumaba un cigarrillo tras otro, cosa que tampoco era habitual. Solo cuando tenía que gritar se inclinaba hacia el micro y se soltaba, y ocasionalmente se permitía incurrir  en uno de sus hermosos y agachados bailes hopi.

Los demás músicos se miraban el uno al otro con perplejidad mientras Jim interpretaba los éxitos y luego las canciones del recién editado Waiting for the sun: “Five to One”, “Hello I love You”, “Spanish Caravan” y “The Unknow Soldier”. Después de cada canción, multitudes de adolescentes le gritaban que tocaran “Light My Fire”, Deslizó dos secciones de “Celebration” en “Horse Latitudes”, y tres poemas nuevos (“Accident”, “Grashooper” y “Ensenada”) en “The End”, de principio a fin, Jim mantuvo una mirada vacía, sonriendo un poco, sin molestarse en establecer contacto con el público.




Hubo varios factores implicados en este concierto tibio. Mick Jagger, Marianne Faithfull y Jimmy Miller estaban en primera fila, de modo que Jim estaba bajo la mirada despiadada de Jagger. Pamela y su “novio” se abrazaban unas cuantas filas detrás. Los ardientes focos para la filmación convertían en calentado al blanco el habitualmente oscuro escenario de los Doors. A Jim evidentemente le incomodaba el gigantismo del Bowl, y la inmadurez de los chicos inquietos que se reían del grupo, les lanzaban objetos, abucheaban las canciones nuevas y se largaban en pleno concierto. Si, como Pam le dijo a Jones, Jim actuaba colocado con LSD, se las arregló bastante bien, y proporcionó una actuación musicalmente sin fallos. Los chicos esperaban rock teatral puro rozando con el sacrificio humano, y en su lugar se encontraron con un programa televisivo en directo. John Densmore se enfureció cuando Robby le dijo que Jim se había tragado una dosis de LSD antes de empezar.

Mick Jagger y Marianne Faithfull no fueron a la fiesta posterior. Después Jimmy Miller dijo que en el trayecto de vuelta al hotel, Jagger se quejó de que los Doors eran aburridos. El concierto del Bowl había sido un éxito financiero pero una experiencia muy deprimente. Mick Jagger aprendió como no fingir en un gran concierto de rock.

Pamela y Chistopher Jones fueron al backstage después del concierto. Jones esperó fuera mientras Pam entró al camerino. Luego sacó la cabeza por la puerta y le indicó a Jones que entrara. Cuando él entró, Jim agarró a Pam y la sentó de modo que sus piernas quedaran separadas. “Él estaba allí sentado sonriéndome – declaró Jones a la periodista Patricia Butler –, con Pam en su regazo, y ella me miraba un tanto nerviosa. Pero Jim ya sabía lo nuestro, e intentaba armarme una buena. Pero yo me quedé allí y le brindé una sonrisa de satisfacción, ¿sabes?¿De quién se reía él?