Tomado del libro Jim Morrison: Life, Death, Legend, de Stephen Davis, Ghotam Books, Penguin group. 2004. Traducción por Raúl Lino Villanueva.
Jim
Morrison y Pamela Courson volaron de regreso a Los Ángeles en la última semana
de noviembre de 1968. Y fue a causa de los Doors.
Bill Siddons le habló a Jim primero sobre el a
anuncio de Buick. Jim había ido a la oficina de los Doors para leer su
correspondencia. El personal se sorprendió al verlo, aunque nadie le preguntó
dónde había estado. Jim lucía de nuevo una barba entera, y no tenía buen
aspecto, además de estar con el jet lag y quizá borracho. Bill se llevó a Jim
a su despacho y le dio la buena noticia
que los Doors habían vendido Light My Fire a la General Motors para una
campaña publicitaria de la Buick. Como la agencia de publicidad necesitaba una
respuesta rápida y ellos no podían encontrar a Jim, los otros tres lo
aprobaron, a toda prisa. Max Fink había firmado el contrato en virtud de los
poderes como abogado de Jim.
Jim escuchó en silencio, con un enojo
creciente, a medida que Bill resumía el contrato que proporcionaba a los Doors
sesenta mil dólares que necesitaban con urgencia, por los derechos para
utilizar la canción de Robby Krieger para promocionar el potente nuevo auto de
Buick, el Gran Sports GS455, de 1970, en radio y televisión.
La cosa iba a ser Come on Buick, light my fire! en las
ondas radiofónicas de costa a costa. Jim Morrison se quedó conmocionado. No lo
podía creer. Ellos le dijeron que era la culpa de Jack Holzman (Elektra
recibiría con veinte mil dólares en concepto de participación) En seguida el
grupo y el management se reunieron en sesión de urgencia. Ray Manzarek citó las
observaciones de Jim (treinta años después):
“No pueden firmar sin
mí…¿Por qué? Lo hacemos todo juntos, ¿Por qué hicieron eso sin mí?...¿Y qué?
¿No podían esperarme?....FUCK YOU!”
Silencio total, Jim nunca les había gritado
así. Estaba ciego de rabia y parecía afligido. Se levantó y se puso a dar
patadas. “FUCK YOU GUYS. Yo pensaba que
éramos hermanos”
Ray contestó: “Y los somos. No ha cambiado nada”.
Jim le miró con aspereza: “Todo ha cambiado. Todo…porque ya no puedo
confiar más en ustedes…Ustedes han hecho un pacto con el diablo”.
Ray maldijo a Jim.
“Yo te
conozco, Ray – dijo Jim – Tú estás en
esto sólo por el dinero”. Se produjo un momento de silencio. Robby le dijo
a Jim que ya no se podía hacer nada. Era un contrato firme.
“¿Ah sí? Ya lo veremos! ¨Por mis huevos!”.
Jim estaba en pleno delirio, se puso a hablar acerca de destrozar Buicks en el
escenario con un mazo. Todos estaban totalmente conmocionados. Bill Siddons: “Se sentía traicionado. Sus socios le habían
traicionado. Ellos se habían vendido a la Norteamérica empresarial sin
preguntarle. El sencillamente no lo entendía”. Jim llamó por teléfono
a Abe Somer, el abogado del grupo. “Amenázalos con una demanda. Diles lo que
sea pero detén el puto contrato”. Pero era demasiado tarde. Los anuncios de había grabado y emitido de una
manera restringida, en su mayor parte en el sur y en el Medio Oeste.
Bill Siddons: “Se acabó. El fin de un sueño
Ese fue el fin de las relaciones de Jim con los demás integrantes del grupo.
Desde aquel momento, se trataba estrictamente de negocios. Fue el día que Jim
dijo: “Ya no tengo compañeros. Tengo
socios”. Los demás Doors se quedaron paralizados. Otros grupos de rock
actuaban cada noche, e ingresaban mucho dinero yendo de gira. Los Doors solo
podían actuar las tres noches de los fines de semana, lo máximo que Jim
Morrison podía tolerar. Robby Krieger : «Después
de hacer un concierto, nosotros [los demás Doors] estábamos agotados. Nos
íbamos a la habitación y caíamos rendidos. Pero Jim no hacía más que seguir: De
fiesta, charlando, hasta el siguiente día. Luego otro concierto a la noche
siguiente y Jim seguía igual. Éste es el motivo por el que nunca hacía giras
largas. Jim se “cansaba”» Los Doors pensaron que vender la canción de Robby
a Buick era una buena manera de compensar esta desventaja. Jim rehusaba
venderse.
Bill Siddons: “Yo sabía que Jim tenía muchos problemas graves. Yo no sabía cuáles
eran. Yo sólo sabía que él se metía en el cuerpo más alcohol que nadie…Yo
pensaba que intentaba suicidarse, porque las cantidades no significaban nada
para mí. Él actuaba en la tierra de Jim y nadie más actuaba allí excepto Jim”.